Poco a poco, la bicicleta se ha ganado un hueco entre los zaragozanos. En puertas de la Expo su uso apenas era contemplado por unos pocos, mientras que seis años más tarde resulta complicado dar un paseo sin cruzarse con varias decenas de ciclistas. La construcción de más de cien kilómetros de carril específico, la llegada del servicio de bicicletas municipales y lo económico del vehículo más verde tienen buena parte de culpa.

De cada cinco zaragozanos con empleo, uno acude a su puesto de trabajo en bicicleta (22,3%), según se desprende de un informe realizado el pasado año. En él se explica que mientras el 30,22% de los residentes en la capital aragonesa recurren al coche para ir a trabajar, algo más de un 27,24% lo hace andando. El resto (20,24%), en autobús y tranvía.
El hombre de entre 46 y 55 años que vive a una distancia de entre tres y seis kilómetros de su trabajo es el perfil de zaragozano que más pedalea a diario. El estudio destaca que, por norma general, las mujeres usan menos la bici (18,31% frente al 26,47% de los hombres).
Las razones que les llevan a hacerlo también varían en función del sexo: aunque todos coinciden en que el principal motivo es hacer deporte y mejorar la salud, ellas también valoran el hecho de tener un trayecto seguro mientras que para ellos el ahorro de combustible es una cuestión fundamental. Por su parte, la población más joven -la que tiene empleo- se decanta por la bici por ser un medio más rápido que el coche y que les evita atascos.
Otro de los innegables puntos positivos del uso urbano de la bicicleta es su sostenibilidad. Según los datos que maneja el Ministerio de Medio Ambiente, por cada kilómetro recorrido un vehículo particular expulsa 150 gramos de CO2, una motocicleta lanza 100 y un autobús arroja una media de 30 por pasajero. Tanto la bici como, lógicamente, caminar, no suponen ningún perjuicio para el aire de la ciudad.

El manifiesto ‘a favor del uso de la bicicleta como retribución flexible’ es una iniciativa presentada en el Ministerio de Hacienda para fomentar la sostenibilidad en la movilidad laboral. El proyecto pide un sistema de retribución flexible que consiste en que el trabajador obtenga una ventaja fiscal, una disminución del IRPF proporcional al precio de la bicicleta.
El manifiesto, apoyado por el exciclista Pedro Delgado y por la Mesa Nacional de la Bicicleta, se entregó en el Ministerio de Hacienda la pasada semana. Con este sistema, un empleado que pague un IRPF del 18%, al adquirir una bicicleta de 500 euros, tendría un ahorro de 90 euros. En este caso, aunque el Estado dejara de ingresar estos 90 euros de contribución a la Seguridad Social, se beneficiaría igualmente de los 105 euros de IVA y de otras ventajas sociales derivadas del aumento del uso de la bicicleta en el entorno laboral.
Estas medidas aunque muy lejanas aún, van pareciéndose a las de otros países europeos.
Fuente: el Heraldo de Aragón.