Las «bicicleta blancas» son homenajes colocados donde se supone que un ciclista ha sido asesinado o severamente herido, en general por un automovilista. Pero además de su función de memorial, la bici blanca pretende recordar a los automovilistas que pasan por el lugar su obligación de compartir la calle con otros rodados más frágiles que su coche. En muchos casos, la bicicleta blanca -que se la encadena a algún elemento urbano fijo- suele tener un cartel en donde se aclara en homenaje a quién ha sido colocada en el lugar.
Pero quién fue el creador de esta tradición, que se sigue en muchísimos lugares del mundo, entre ellos España. De acuerdo al periódico británico The Guardian, la primera bicicleta de esta clase fue registrada en St. Louis, Missouri, USA, en el año 2003. Patrick van der Tuin, testigo de la colisión entre un automotor y una bicicleta, la colocó en el punto exacto de la ciclovía donde murió el ciclista. Patrick colocó además una placa en la bici con el siguiente texto: “Un ciclista fue atropellado aquí”.
La idea original de pintar bicis de blanco surgió por iniciativa de anarquistas holandeses de los años 60, que crearon un sistema espontáneo de bicis compartidas. Pintaban sus bicis de blanco y las dejaban en la ciudad para que cualquier ciudadado pudiera hacer uso libremente de ellas y luego dejarlas en su destino para que otros pudieran utilizarla.
Años después, en el 2002, un artista de San Francisco llamado Jo Slota, desarrolló un proyecto que bautizó como Ghost Bike -sin ninguna relación con el de los anarquistas holandeses. Slota pintaba de blanco bicicletas abandonadas en la vía pública o partes de ellas y las utilizaba para fotografiarlas y colgar esas fotos en su página web. “Las veo como ‘bicis muertas’ -dice ahí- y pintar su esqueleto apunta a enfatizar su cualidad fantasmal.” Cuando Slota detectó las bicis blancas cuya tradición como memorial había iniciado Patrick van der Tuin, inicialmente se sintió molesto por el uso de su creación, pero a poco de andar no sólo aceptó la “competencia” sino que apreció su cometido: “El proyecto Ghost Bike tiene vida propia -afirmó- y espero que salve y mejore la vida de los ciclistas de todo el mundo. Ser incluso una pequeña parte de eso es muy gratificante y satisfactorio para mí.”