Ya no habrá bicis eléctricas en Nueva York

El alcalde de Nueva York, el demócrata Bill de Blasio, defendió la medida alegando “motivos de seguridad” y afirmando que distintos colectivos de vecinos se habían quejado de que los usuarios de las ebikes “circulan por las aceras y no respetan las normas de circulación”. De este modo, desde la entrada en vigor de la prohibición toda aquella persona que circule por New York con una bicicleta eléctrica podrá ser multada con 500 $ para el caso de los usuarios particulares; o con 100 para el caso de las muchas empresas que recurren a las ebikes principalmente para realizar reparto de comida a domicilio.

La medida que ya de por sí es difícilmente justificable ha provocado mayor indignación si cabe en el seno de los colectivos ciclistas ya que si bien no prohíbe la posesión de bicicletas eléctricas, sí prohíbe de facto su utilización. La ley exige el registro de las ebikes como motocicletas, sin embargo actualmente no existe la posibilidad legal de realizar dicho registro. Igualmente absurdo resulta el hecho de que la ley no distinga entre las bicicletas con asistencia eléctrica y las ebikes con empuje independiente del pedaleo.

La polémica medida afecta principalmente a los empleados de las empresas de reparto (en su mayoría inmigrantes que han hecho del reparto en bicicleta su modo de subsistencia) y a las personas mayores que utilizan bicicletas eléctricas para desplazarse habitualmente a su lugar de trabajo.

La decisión resulta aún más controvertida si se tiene en cuenta que las ebikes suponen una estupenda alternativa ecológica al coche.

Esta medida no casa con el que debería ser el último fin de las grandes ciudades: la sostenibilidad. Los desplazamientos en bicicletas eléctricas no tienen ningún efecto contraproducente en el medioambiente de las ciudades. Al contrario, suponen una alternativa sostenible a las motocicletas.

Este tipo de medidas solo beneficia a un sector de la población arcaico que quiere evitar un cambio que es inevitable. Las ciudades están sufriendo un cambio en su modelo de transporte. Este cambio ayudará a disminuir la proporción de contaminantes del aire, el ruido y los accidentes de tráfico que se producen en las ciudades. No podemos olvidar el aumento significativo de personas con problemas respiratorios debido a los altos niveles de toxicidad que se dan en las grandes urbes.

Si bien es cierto que las bicicletas eléctricas necesitan una regulación propia, la prohibición de su uso es una paso hacia atrás en el cambio de modelo urbanístico.

 

Fuente: Legend Bikes

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