La relación entre el ciclismo y el ejército tiene tanto tiempo como la propia historia de la bici ya que siempre han existido unidades de infantería ligera, especialmente a principios del siglo XX, en muchos ejércitos del mundo.
La pasión y la relevancia de Italia por el ciclismo viene de lejos. No solo se reverenciaba a los ciclistas de carreras; también a sus Bersaglieri: cuerpo de infantería de alta movilidad y reconocibles por sus plumas en el sombrero o casco y por llevar bicicletas.
Muchos piensan que la bicicleta plegable es cosa de urbanitas modernos que exhiben sus flexibles máquinas en los medios de transporte en aras de hacer más sostenible el movimiento pendular de ida y vuelta al trabajo.
También hay gente que cree que eso de la suspensión en la bicicleta nació en las montañas con los locos de la bicicleta de montaña.
Ya a principios del pasado siglo XX, el cuerpo de los Bersaglieri, del ejército italiano, se hizo con una merecida fama a nivel mundial por su alta precisión de tiro y su increíble capacidad de marcha…¡Sobre bicicletas! Esas máquinas tenían la característica de ser plegables para poder ser portadas en zonas de montaña o no ciclables y además venían con suspensión para hacer más cómoda la vida a la tropa intentando mitigar la dureza de las ruedas macizas (los oficiales si llevaban neumáticos).
Y es que en 1910 el ejército italiano lanzó un concurso para fabricar las bicis de este cuerpo militar. De las 11 compañías que se presentaron, salió elegida nada más y nada menos que Bianchi. Este icono del ciclismo italiano produjo el denominado modelo “1912” con los ya mencionados avances adelantándose en muchas décadas a modas en el diseño ciclista. Cabe destacar los soportes para cargar la bici al hombro así como para portar el fusil.
Italia, pasión y ciclismo; un cóctel que siempre funciona.
Fuente: Cronoramia.