Un estudio del Earth Policy Institute (en inglés) ha confirmado algo inesperado: España es el país del mundo donde más ciudades tienen bicicleta pública, con 132 programas en total, y el tercero con más bicicletas, con 26.210. Pero ojo, como de costumbre no todo va a ser bueno.

El Bicing de la capital catalana, uno de los servicios más utilizados
Los españoles tenemos a nuestra disposición más bicicletas públicas que daneses y holandeses juntos. Fue en un período de unos cuatro años entre 2007 y 2011; en 2007 se contabilizaban 29 ciudades con bici pública, y en 2011 la lista era de más de 130, gracias en parte a la financiación pública. Lo que más llama la atención es lo desproporcionado que ha venido resultando el uso real de estos sistemas.
Los datos que recogía este informe apuntaban que el 71% de esos más de 130 programas constataban un tránsito escaso en sus ciudades, con un porcentaje de viajes diarios en bicicleta por debajo del 1% del total. En Copenhaguen (ciudad donde el 26% de los desplazamientos urbanos son en bici), antes de su privatización su programa contaba con 2.500 bicicletas.

El Bizi, servicio público de bicis en Zaragoza
El mismo informe nos enseña que la media de utilización de cada una de las 26.000 bicicletas en 2011 era de un uso cada cuatro días. Otro dato preocupante es que, a pesar de que tantas ciudades se hayan animado a ofrecer un sistema de bicicleta pública, lo cierto es que «el 62% de estas están dotadas con menos de 0,25 kilómetros de vías ciclistas por cada 1.000 habitantes«.

El Bicimad, una enorme inversión de sistema público de bicis en una ciudad que crea infraestructuras a marchas forzadas
En el 65% de los casos, el tiempo de utilización de la bicicleta no pasó de los 30 minutos (algo muy lógico en los casos en los que ese período de tiempo es gratuito), y tan sólo el 12% de los préstamos totales superó la hora de utilización. También existen grandes diferencias entre ciudades a este respecto. Los programas son tantos que es complicado generalizar sobre el número de bicicletas públicas que sufren de abandono crónico en nuestro país.

El Bicibur de Burgos, ejemplo de un sistema público de escaso uso
Con todo, este panorama demuestra que para que la bicicleta se utilice en el ámbito urbano, hace falta algo más que montar en una localidad un programa de bici pública: infraestructuras, ciclocarriles y concienciación pasan por ser las estrategias mas exitosas.
Tal vez te interese:
Los 10 mejores sitios para alquilar bicicletas de Madrid