Desde la web en bici por Madrid nos llega esta historia muy reveladora entre la conflictividad entre taxistas y ciclistas en la capital. Concretamente de lo que ocurre cuando un ciclista ocupa un carril bus con separación física del resto de carriles (llamadas aletas). La ley es clara y dice que el carril bus es para uso de buses, taxis y motos, no de bicicletas, lo que no significa que no sea invadido por ellas.
A raíz de una discusión con un taxista por twitter que terminó con un twit misterioso que decía «cuando sepas las normas del gremio lo entenderás», se pusieron en contacto con con él para conocer esas «normas del gremio». Desglosamos de manera resumida estas normas, aunque podéis ver la conversación íntegra pinchando aquí.
- si un taxi libre va por una calle otro taxista libre no le puede adelantar, debe permanecer detrás (seguramente en el siguiente cruce cambie de dirección). Se evita una competitividad agresiva por los clientes.
- si un taxi va por un carril-bus bloqueado por un bus parado, otro taxi sí que puede adelantar.
Si un ciclista va a 20 km/h por un con carril bus, ralentiza a los taxis que queden «atrapados» detrás de él, permitiendo a otros taxistas hacerse con los clientes que queden delante.
«Un ciclista seguramente pensará que vaya taxista más cruel que le pita por ir por el carril bus, pero lo que no sabe es que el taxista está defendiendo su pan, que otro taxista se lo puede quitar porque el ciclista ha invadido indebidamente su carril.»
El problema debería desaparecer en los carriles donde no hay aletas, ya que los adelantamientos son posibles, pero según el taxista «aquí viene el segundo gran problema: le has adelantado, bien, con distancia correcta, a velocidad adecuada (…) y se te pone el semáforo en rojo. Ahí vuelve y (…) sale cuando el semáforo aún está en rojo, se te coloca de nuevo delante y vuelta al molino. Esto cuando se repite tres o cuatro veces se va agravando y creo que es comprensible.»
El debate está abierto, y tanto de un lado como de otro hay opiniones más conciliadoras y otras más tajantes, pero una cosa está clara, cada día somos más ciclistas en la calle.