En 2020, la marca SRAM propondrá al ciclista una nueva experiencia: una tija que ajustará el sillín mediante la presión del propio trasero. Dicha tecnología se activará a través de un botón en el manillar y se transmitirá por Bluetooth. La bicicleta se transforma y, cada vez más, va adoptando una forma sin cables. El ‘display’ para controlar diferentes parámetros, los cambios de la bici, la tija, la suspensión… El futuro apunta incluso a que también se podría llegar a frenar sin cables. El ‘boom’ del ciclismo y las bicicletas va parejo a una revolución. En estos años está viviendo su máxima expresión con ventas de récord y precios para bolsillos pudientes y apasionados.
Hay diferentes componentes en los que el ‘wireless’ puede entrar de lleno y dejar una bicicleta más limpia y vistosa. ¿Es útil quitar los cables? ‘A priori’:
- Aumenta ligeramente el peso de esta por la inclusión de una batería
- Hace más caro el vehículo
- Está por ver cómo de resistentes son estos componentes a los golpes.
Eso sí, estéticamente se queda una bicicleta impecable y aquí es cuando la pasión entra en juego de la misma manera que un deportivo (menos útil que un turismo normal) en el caso de los coches.
La tija
La victoria del pasado campeonato del Mundo 2018 de MTB en Suiza la consiguió Nino Schurter montando una tija inalámbrica de la marca RockShox (estará en el mercado en 2020). El placer de subir y bajar el sillín sin tener que bajarse de la bicicleta para afrontar los descensos con la mayor seguridad posible es una realidad cada vez más presente en los ciclistas de ‘mountain bike’. Diferentes marcas se han preocupado de satisfacer los deseos de estos consumidores y de evolucionar un sistema cuya dirección apunta a desprenderse del cableado.
La compañía alemana Magura presentó hace un par de años una tija inalámbrica con tecnología ANT+. Ahora es SRAM, que ya tiene dos modelos para ajustar el sillín desde el manillar (uno a través de un cable guiado por fuera del cuadro y otro por el interior), el que entra de lleno en esta competición presentando la próxima primavera (de cara a la colección de 2020) la activación de este sistema a través de Bluetooth.
Los cambios
El Shimano Dura Ace Di2 7970 de 10 velocidades fue el primer grupo electrónico del fabricante nipón, líder mundial en la creación de componentes para bicicletas. Presentado en verano de 2008, su desarrollo ha terminado en el empleo de unos cables mucho más finos y accionamientos electrónicos. Los mandos, desviador y el cambio trasero de la bici van conectados a una batería y el sistema en conjunto proporciona una menor fricción al cambiar que el sistema tradicional, siendo un sistema que no se desajusta y siempre funciona a la perfección. De la transmisión electrónica por cable se ha pasado a las ondas.
El primer grupo electrónico sin cables se presentó en 2015 para la gama de 2016. SRAM deslumbró al mundo con accionamiento independiente tanto de cambio como de desviador, impulsado gracias a una batería con una autonomía superior a los 1.000 kilómetros. Se trata del grupo Red eTAP, de 11 velocidades, cuyo precio oscila entre los 2.600 y 2.700 euros. En unos meses, de cara a 2020, los estadounidenses SRAM desvelarán los primeros grupos inalámbricos de 12 velocidades disponibles tanto para la bici de carretera como de MTB.
Suspensiones
La norteamericana Fox, especialista en suspensiones de gama alta, posee un sistema inteligente de sensores denominado Live Valve que detecta cuándo el ciclista (de MTB) está atravesando baches, hay rebotes o la bicicleta no toca el suelo. En estos casos, se activa la suspensión para amortiguar las irregularidades del recorrido. No obstante, esta tecnología no la han incorporado muchas marcas de bicicletas a sus modelos por la complejidad del mismo con tanto cableado. Y aunque el futuro apunta hacia un sistema similar, pero todo a través de Bluetooth (como ya existe en algunos coches de alta gama), seguiría teniendo otro inconveniente: un pequeño ‘delay’.
Pantalla de la bicicleta
Se ha pasado de un velocímetro en el cual se debía medir la rueda para colocarle un imán en un radio y de ahí servir la información a través de un cable a una pequeña pantalla situada en el manillar a un ‘display’ sin cables donde, a través del GPS y Bluetooth, se pueden ver pulsaciones del ciclista, velocidad, posición, cadencia de pedaleo y guardar información detallada que luego puede ser detenidamente estudiada en un ordenador gracias a la gran cantidad de datos acumulados. La aplicación de Strava, en este caso, es la que se lleva la palma en su utilización.
Los frenos sin cables (y sus problemas)
En el mundillo de los fabricantes de componentes y bicicletas, se comenta la posibilidad de frenar a través de Bluetooth. Un sistema muy complejo que necesita una mayor evolución en la parte de la conectividad. Además, surgen otros hándicaps a resolver: si cada componente independiente depende de una batería, ¿cómo saber exactamente cuánta pila queda? Uno se puede quedar sin cambios, sin ‘display’, sin subir o bajar la tija e incluso sin suspensión… pero sin frenos, no.
El mundo de la bici sin cables debe resolver este tipo de inconvenientes con respecto a las baterías o los anteriormente mencionados como la resistencia a los golpes, el peso o el elevado coste. En cualquier caso, el presente y el futuro se dibujan en esta dirección de tan amplias posibilidades.
Fuente: El Confidencial