En la actualidad, prácticamente casi cualquier actividad deportiva puede trasladarse al medio acuático. Una de las prácticas más modernas es el Aquacicling o Hidrosppining, que traslada la bicicleta al fondo de la piscina.
Hoy, la variedad de estos deportes es sorprendente, destacando la modalidad Hidrosppining como una de las más demandadas. “Se trata de una actividad que nace en Italia en los años 90, de la mano de la marca Hydrorider, y que trajimos hace más de 10 años”, afirma Martín (gerente de Aguactiva SL y formador nacional de Waterform Ellipse e Hydrorider).
Pero, ¿en qué consiste este deporte? “Básicamente se trata en adaptar la actividad tradicional de cicling terrestre al mundo acuático”, añade. Con ese objetivo se diseñaron unos modelos de bicicletas acuáticas de acero inoxidable a la par que una metodología adaptada, capaz de sacar el máximo de rendimiento físico a todos los alumnos. “Este tipo de ejercicio, al desarrollarse bajo el agua, ofrece una mayor resistencia y reduce en gran medida las lesiones musculares y articulares gracias a la flotación. Además permite un trabajo individualizado que la convierte en adecuada para cualquier persona de entre 16 y 80 años”, añade.
La principal diferencia que encontramos con el ejercicio terrestre es que este se centra en el trabajo de piernas, mientras que en el aquacicling se trabajan piernas, brazos y abdominales. “Se consigue incrementar la capacidad de resistencia aeróbica, el tono muscular, la coordinación, el control de la postura y las técnicas de movimiento, y mejora todas las cualidades físicas básicas como son la fuerza, la resistencia y la velocidad”, explica Martín.

En la actualidad, el 75% de los usuarios zaragozanos son mujeres de entre 30 y 50 años. “Planteamos el ejercicio en dos sesiones semanales de 45 minutos de ejercicio con música y que ofrece resultados físicos visibles en poco tiempo”, asevera.
A sus 58 años, Adolfo Álvarez es uno de los alumnos más antiguos de esta disciplina. “Empecé en el año 2007. Me llamó mucho la atención y decidí probar y ya no he podido dejarlo”, explica. Además, en su caso, este deporte contribuyó a la detección temprana de su actual enfermedad: “Empecé a notar una serie de limitaciones a la hora de realizar algunos ejercicios. Al principio pensaron que era algún problema de columna”. Sin embargo, finalmente le confirmaron que se trataba de párkinson.
“Ahora utilizo el Hidrosppining para intentar paliar el desarrollo de la enfermedad. Hago dos clases a la semana, adaptando cada sesión a mi ritmo”, concluye. Patrizia Fedriga es otra de las usuarias de estas bicicletas acuáticas, desde hace 5 años. Se autodefine como una “auténtica enamorada del deporte acuático”. “Hago una clase al día porque me parece un entrenamiento muy completo y la música hace las sesiones muy divertidas. Lo había probado antes en Italia donde hay mucha cultura del agua”, asegura.
Fuente: Heraldo