Desde Bristol nos llega una campaña realizada hace unos meses por la policía del Reino Unido con el fin de concienciar a los ciclistas urbanos de la necesidad de atar sus bicicletas con candados resistentes, ya que el común de los mortales no intervienen si ven un robo en directo.
En el experimento Neil Spring, un miembro del cuerpo de policía disfrazado de paisano, inicialmente roba una bicicleta con unas cizallas. A pesar de ser visto por algún ciclista real cuya bicicleta esta aparcada a unos centímetros de la bici «robada» no interviene para nada.
Vuelve a probar con una cizallas más grandes, pero el descaro que muestra deja perplejos al resto de viandantes que tampoco intervienen. Incluso intenta que una ciclista que ha visto todo le coja las cizallas, pero intimidada contesta: «eh… no».

Finalmente y por si fuera poco se disfraza de esqueleto para centrar la atención de todos y vuelve a robar la misma bicicleta. No solo lo hace en varias ocasiones con espectadores diferentes sino que después no se recibió ningún aviso de esas actuaciones en ninguna comisaría.
En las tres ocasiones hay un factor común: La gente no se moja, ni durante ni después. Si eres testigo de un robo en directo o estás viendo a alguien sospechoso actúa.