Esta es la historia de la primera mujer que recorrió el mundo sobre dos ruedas: Annie Cohen (Annie Londonderry), una americana que en 1894 agarró su bicicleta de acero de 19 kilos y partió a dar la vuelta al mundo. ¿Qué llevó a Annie, una mujer con tres hijos, para dejarlo todo por dar la vuelta al mundo en bicicleta en unos tiempos en los que las mujeres no tenían derechos y se dedicaban sólo a la familia? La respuesta es simple: una apuesta.
Dos socios de un club bostoniano le propusieron a Annie recorrer el mundo en bicicleta en 15 meses a cambio de diez mil dólares. El monto no era nada malo considerando que en esos tiempos un salario anual era de mil dólares. Diez mil le alcanzaría para muchos más. En esos tiempos y con la necesidad de Annie por mantener a su familia, tenía tres hijos por alimentar, Annie decidió bicicletear alrededor del mundo.
Annie no tenía un centavo en el bolsillo y los socios del club bostoniano se rieron cuando Annie aceptó la apuesta. Ellos no esperaban mucho de una inmigrante judía lituana de 1.60 metros de longitud, bella y carismática.
Pero Annie no era ninguna tonta. Andar en bicicleta sin un centavo en el bolsillo era insensato, por supuesto, sobre todo en países lejanos; ella buscó la manera de hacerse con dinero antes de dejar los Estados Unidos. Por fin vino una oferta del New Hampshire Londonderry Spring Water Company. Esta compañía le ofreció 100 dólares si prometía hacerles publicidad en su bicicleta, con la condición admás de cambiarse el apellido de Cohen a Londonderry. Annie aceptó encantada colocando un aviso de la empresa en la parte trasera de la bici, un letrero que decía: Londonderry, y su apellido, claro está.
Annie partió en noviembre de 1894 desde Nueva York hacia Le Havre, y después anduvo en bicicleta hacia Marsella donde la recibió el periódico local con la frase “la valiente viajera”. En enero de 1895 tomó un barco, “Sidney”, en Marsella que la llevó hacia Egipto en África, y después por el Canal del Suez hacia el Medio oriente, para seguir hacia Colombo (Sri Lanka), Singapur, Saigón, Hong Kong y Shangai. En cada país montó la bicicleta, pero también –y hay que ser sinceros- se ayudó de otros medios de transporte. Ella sabía que tenía 15 meses para recorrer el mundo; debía, evidentemente, ir a los países y ciudades que los socios de Boston le habían señalado. La condición era ganar la apuesta sin importar mucho los medios.
Mientras más largo se hacía el viaje, más eran las historias de Annie. Su bicicleta pasó de ser una armadura de hierro a un vehículo de propaganda en el mundo. Fotógrafos y periodistas añadían ficciones a sus historias, como por ejemplo, sus tiempos de encarcelada en China, cosa nada cierta, y sus amores con un japonés.
Los dos últimos meses de su viaje Annie llegó en barco al Lejano Oeste vía Arizona, Nuevo México y Texas. Su punto final era Chicago donde le esperaban los diez mil dólares de la apuesta. Y así fue, ella recibió el dinero de manos de los socios de club neoyorquino; gozó algunos años más de su fama (llegó a ser periodista) por ser la primera mujer en recorrer el mundo. Cuando Annie Londonderry murió en 1947, mucha gente ya había olvidado su nombre. Después de ella hubo muchas mujeres que, siguiendo su ejemplo, también han recorrido el globo en bicicleta.
Si quieres conocer más sobre esta valiente pincha aquí (artículo en inglés).
Fuente: Bicimundo.