En realidad se trata de un sensor que puede instalarse en cualquier casco de bicicleta. Es similar a los empleados en las pruebas de choque, y está diseñado y calibrado para detectar deceleraciones fuertes, similares a las que registra un cuerpo cuando se ve involucrado en un golpe o en una caída.

El sensor puede instalarse en cualquier casco de bici
El sensor adhesivo se conecta de forma inalámbrica con el teléfono móvil, vía Bluetooth. La aplicación del teléfono móvil recibe datos tanto del sensor ICEdot como de los sensores del teléfono, incluyendo el GPS. De este modo conoce en todo momento la ubicación del usuario.
En caso de accidente -o más exactamente, si el sensor de choques se activa debido a una fuerte deceleración-, la aplicación se activa y muestra en pantalla un aviso en forma de cuenta atrás de un máximo de 60 segundos. Si en ese tiempo el usuario no responde, la aplicación asume que está impedido o herido debido a un accidente y contacta automáticamente con los servicios de emergencias o a los números de contacto elegidos previamente.
Además de los datos obtenidos automáticamente por los sensores ICEdot y del teléfono, que incluye la posición GPS registrada en el momento del accidente, el sistema también identifica a la víctima y puede incluir en la llamada de aviso datos médicos y personales relevantes como el tipo de sangre, antecedentes, alergias y enfermedades crónicas o trastornos como diabetes.
El sensor ICEdot está disponible también en forma de pulsera, y se complementa con adhesivos en los que se indica el identificador del usuario y las instrucciones para avisar manualmente, por ejemplo en el caso de que otra persona sea la que envíe el aviso de esa manera.
Fuente: RTVE.