El presunto fraude de Femke van den Driessche

La gran protagonista negativa de este mundial de ciclocross de Zolder, Femke Van den Driessche, ha dado la cara. Lo ha hecho en una entrevista concedida al canal belga Sporza en la que con el rostro evidenciando los estragos de una mala noche y, seguramente, de estar digiriendo todo lo que sobre ella se está diciendo y escribiendo en las últimas horas.

“Naturalmente, he pasado una muy mala noche”, reconoce la primera corredora de la historia cuyo material ha dado ‘positivo’ en un caso de ‘dopaje tecnológico’. Preguntaba sobre si entiende cómo ha sucedido todo, Van den Driessche dice que “no sé cómo ha llegado esa bicicleta ahí. Me sorprendió verla. Ni siquiera es mi bicicleta. De verdad, con la mano en el corazón, no sabía que esa bicicleta estaba ahí ni de quién era”.

La corredora, que por el momento ya ha sido apartada de la competición por su equipo a la espera de la decisión final de la UCI, asegura que “claro que soy consciente del enorme problema en el que estoy metida. Lo que más me duele es el daño que esto va a hacer a un deporte que me encanta”.

Van den Driessche explica que fue consciente de que algo estaba pasando “cuando me retiré. Rompí la cadena y me tuve que bajar. Entonces me dijeron que iba a tener que ir a explicar cosas porque había algo que no estaba bien con mi bicicleta. Lo primero que hice fue preguntarle al mecánico de dónde había salido esa bicicleta, que ahora sé que es de un amigo mío. Es una bicicleta que me compró hace ya tiempo. Yo la he usado en temporadas pasadas y es una bicicleta idéntica a las que uso para competir. Ese amigo había estado reconociendo el circuito con mi hermano y la había dejado apoyada contra nuestra furgoneta. Uno de mis mecánicos debió de equivocarse y pensar que era una de las mías y la limpió y se la llevó al box”.

Pensando ya en su futuro y con lágrimas en los ojos la joven corredora reconoce que “ahora mismo creo que mi carrera como ciclista se ha terminado, pero espero poder tener una segunda oportunidad. No tengo ningún miedo si quieren inspeccionar todo mi material”.

 El presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI), Brian Cookson y el responsable del máximo organismo mundial para el área de ciclocross, Peter Van den Abeele, acaban de ofrecer una rueda de prensa en el circuito de Zolder, sede del mundial de la especialidad invernal del ciclismo, para aclarar todo lo acontecido desde que en la tarde de ayer sus comisarios descubrieran, por primera vez en la historia del ciclismo, un caso del llamado ‘dopaje tecnológico’ o, lo que es lo mismo, una bicicleta con lo que por el momento se ha identificado como un motor.
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Imagen de la rueda de prensa de van den Driessche

Cookson ha iniciado su comparecencia explicando que ya “durante 2015 llevamos a cabo una serie de controles no anunciados en busca de fraude tecnológico en las pruebas más importantes del calendario internacional y nuestro compromiso siempre ha sido el de mantener estas inspecciones a lo largo de la presente temporada”.

Brian Cookson ha confirmado que “la sanción mínima por casos de fraude tecnológico, que es lo que pensamos que ha ocurrido, es de seis meses, pero no hay establecido un máximo. Algo a lo que hay que añadir una multa económica” de entre 20.000 y 200.000 francos suizos, la divisa habitual en la que se estipulan las sanciones de la UCI.

La comparecencia ha finalizado con un Cookson que ha hecho un llamamiento a la calma diciendo que “debemos de ser muy cautelosos y trabajar muy bien este primer caso. Debemos de saber toda la verdad. Tenemos que poder sacar a la luz hasta la última piedra”.

Además, de alguna manera esto cierra el capítulo de la mera sospecha sobre la existencia del ‘dopaje tecnológico‘ en las bicicletas, algo que ya ha sonado en más de una ocasión en la ruta como, por ejemplo, con motivo de la 14ª etapa de la Vuelta a España de 2014, en la que tras una caída su bicicleta hizo un movimiento extraño que muchos achacaron a uno de estos inventos.

Según el reglamento de la UCI (no existe un caso previo para hacerse una idea de la sanción que podría aplicarse), la corredora se enfrenta a una sanción de un mínimo de seis meses y unamulta de entre 20.000 y 200.000 francos suizos (18.049-180.495 euros) según su artículo 12.1.013 bis.

La Federación Belga de ciclismo ha anunciado que “la UCI ha contrastado la existencia de fraude tecnológico y nosotros podemos confirmar que se trata de la bicicleta de Femke Van den Driessche. La UCI dará más información más tarde”.

Rudy De Bie, seleccionador belga, también ha tenido que salir a la palestra y en declaraciones a Sporza decía que “estoy completamente roto. Es un escándalo”. Absoluta y visiblemente emocionado, De Bie no encontraba explicación a lo sucedido. “¿Qué lleva a alguien a hacer algo así a una edad tan temprada?Estoy muy avergonzado por ella”.

Parecía que se había cerrado el primer día del mundial de ciclocross en Zolder sin más novedad que las vicotorias de Dekker (Junior masculino), Richards (Sub-23 femenino) y De Jong (Elite femenino) y con la esperanza de enorme espectáculo de cara a mañana gracias al mal tiempo que está imperando en el autódromo flamenco, pero hace sólo unos minutos ha saltado una bomba informativa en forma de sospecha, por parte de la UCI, de que una participante en la prueba Sub-23 femenina podría haber usado una bicicleta con motor durante la carrera.

El comunicado de la UCI aclara que no se trata de ninguna de las integrantes del podio. La corredora sospechosa sería la belga, y máxima favorita al triunfo (avisaba de que se veía con un 85% de posibilidades de ganar), Femke Van den Driessche que, pese a todo, tuvo que retirarse de la prueba cuando restaba apenas una vuelta para el final.

 

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